lunes, 13 de enero de 2014

La pintura en el aluminio

Hemos hablado ya en numerosas ocasiones de los distintos colores del aluminio, pero queremos en esta ocasión explicar el modo de elaboración de las barras de este material y porqué tras su fabricación no puede cambiarse de color ni repintarse de nuevo.

El paso imprescindible para obtener un material perfecto para su uso en la construcción y del color y/o textura deseados para realizar las ventanas, es el Anodizado, una técnica que recrea la capa de protección natural del aluminio, llamada alúmina y que se crea al contacto con el aire únicamente en la superficie del metal impidiendo la corrosión del interior.



Para esta preparación se deben seguir las siguientes etapas:
  • Desengrase: se eliminan las grasas, de origen vegetal o mineral en un medio ácido y a altas temperaturas. 
  • Aclarado: Con agua desmineralizada se eliminan los restos. 
  • Decapado o matizado: se eliminan los óxidos generados con soda cáustica como decapante y a 50 °C. 
  • Neutralizado: Ya a temperatura ambiente se detiene la acción de la soda cáustica, se eliminan los óxidos y se blanquea el material, aunque sin enjuagar. 
  • Anodizado: Se deposita sobre el material la capa protectora de óxido al ser sumergido en una solución de ácido sulfúrico y sometido a una corriente eléctrica. Se consigue un material homogéneo, liso y protegido.
La preparación puede finalizar en este punto (generalmente en la carpintería plata, bronce u oro mates) o proseguir para otorgarle colores brillantes con el Lacado, la aplicación de un revestimiento sobre la superficie del aluminio a través de una imprimación con polvo de poliéster y en cabinas equipadas con pistolas electrostáticas.
Este elaborado procedimiento da como resultado un material perfecto, práctica y estéticamente que no debe ser pintado ni repintado si no es siguiendo las fases indicadas para evitar resultados desastrosos.

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